De pequeña, Maricuela viajaba fuera y dentro de su cabeza. Después siguió viajando. Al fin, ha entendido la vida
como un viaje y así nos lo cuenta y nos lo canta, baila y “acordeonea”.
Sentados junto a la estación, a la espera del próximo tren, descubriremos lo divertido que es subir montañas,
aunque a veces pases miedo. Lo bonito de compartir los sueños con tus vecinos. Y que se puede soñar en africano
o en japonés. Que los caminos se pueden bailar y que se puede cantar a la tristeza.
Disfrutaremos de este entrañable espectáculo riendo y viajando con Maricuela, conociendo distintos “Sanquetes”
con sus historias propias y tradicionales.