Mey Rahola fue fotógrafa de todas las maneras posibles para una mujer de su tiempo: aficionada moderna con proyección pública en salones y concursos profesionales con una breve vocación de fotorreportera y, finalmente, fotógrafa humanista alejada de la luz pública. Afirmándose como fotógrafa más allá del ámbito familiar, participó en la construcción de un nuevo papel de la mujer en la esfera pública durante la II República: una mujer independiente, viajera, empática e irónica, aunque la guerra y el exilio truncaron esa carrera prometedora.