Militante antifranquista y parte activa en la agitación contracultural de Granada, la práctica estética/política de Miguel Benlloch tiene como denominador común una oposición continua a lo normativo e impuesto. Su obra es ejemplo de una creación inspirada y fomentada desde lo colectivo y la vitalidad de los grupos sociopolíticos y artísticos con los que se relaciona.
Sus poemas y textos, collages, fotografías o imágenes digitales ponen al cuerpo en el centro de los discursos artísticos y han contribuido durante cuatro décadas a hacer tambalear las categorías heterocentradas impuestas por quienes mandan. Los comportamientos duales: masculino/femenino, activo/pasivo, productivo/improductivo, deseo/amor, salud/enfermedad…, son erosionados constantemente en la obra del artista.