Noches de cine en el Museo Nacional de Escultura
Bajo el título Cuerpos en primer plano, se proyectarán tres películas en las que el cuerpo, a través de sus protagonistas femeninos, se impone en la pantalla
El ciclo de cine forma parte de la programación pensada para ampliar el campo interpretativo de La invención del cuerpo. Desnudos, anatomía, pasiones, la muestra que exhibe en estos meses el Museo Nacional de Escultura.Los filmes se proyectarán, como es habitual, en el jardín del Museo. La entrada es libre hasta completar el aforo.
Los cuerpos en el cine, decía R. Barthes, «representan un estado absoluto de la carne, que no se puede alcanzar ni abandonar». Por eso, no podía excluir al séptimo arte en una programación pensada para arropar y ampliar el campo interpretativo de La invención del cuerpo. Desnudos, anatomía, pasiones, la muestra que exhibe en estos meses el Museo Nacional de Escultura. No hay arte en el que el cuerpo humano tenga un protagonismo tan hipnótico, una fisicidad tan esencial. Solo la danza podría equipararse, aunque de modo diferente. El encuadre del cuerpo, la puesta en escena de sus movimientos, el papel de la luz en la construcción de la silueta, de la sombra o hasta del detalle de la piel; los planos cortos de manos, ojos, bocas, piernas —o rodillas, como en el film de Rohmer—; el modo en que los gestos narran una historia o cómo su materialidad impone el ritmo de una secuencia han construido un imaginario que forma parte de la modernidad.
Desde la época del cine mudo, el éxito de personajes/actores como Chaplin, Buster Keaton, Nosferatu, Cherkasov, se ha basado sobre todo en su figura, en su presencia física y sus peculiares maneras de moverse. Como el escultor que talla una estatua, el cine reinventa los cuerpo reales de los actores y los convierte en objetos «construidos» para la pantalla. El narcisismo que desprende el cuerpo de actores icónicos —Greta Garbo, Louise Brooks o Jeanne Moreau, por poner ejemplos femeninos como los que componen este ciclo—, perturbaba enormemente a las multitudes, gracias a la intensidad magnética que cobraba su imagen, divinizándolos. Más que actores eran «acontecimientos».
Pero hay algunas películas en las que el cuerpo se impone de una manera más deliberada, con un protagonismo visual y simbólico superior al de los diálogos, los escenarios o la trama. Los tres filmes que presentamos (Diario de una camarera, La rodilla de Clara, Rosetta) han sido realizados en el ámbito francés, una cultura que ha concedido siempre el lenguaje del cuerpo un llamativo interés plástico y teórico. Las tres son extremadamente sensoriales.
Sus protagonistas son tres mujeres muy distintas que encarnan, cada una de ellas, tres formas intensas de representación del cuerpo: Jeanne Moreau, la camarera de Buñuel, se presenta como un cuerpo esquivo, inasequible, que establece un juego de dominio sobre otros personajes. Laurence de Monaghan, la Claire de Rohmer, es una joven insulsa y pasiva, cuyo cuerpo o, mejor dicho, su rodilla, obsesiona platónicamente a un escritor, soltero y desocupado. Es una película sobre la importancia del gesto. Finalmente, Rosetta es una excluida que quiere conquistar la fortaleza de la sociedad que la rechaza. Y lo hace con todo su cuerpo (la cámara apenas se despega de ella), como una guerrillera furiosa, dispuesta a todo: a traicionar, a morir y también a enamorarse.
Las películas se proyectarán en el jardín del Museo a las 22.30 h. La entrada es libre hasta completar el aforo.
Ciclo de cine
Cuerpos en primer plano
Martes 31 de julio. Diario de una camarera . Buñuel, 1964, 97’
Miércoles 1 de agosto. La rodilla de Clara. É. Rohmer, 1970, 105’
Jueves 2 de agosto. Rosetta. J.-P. y L. Dardenne, 1999, 91’.
Jardín del Museo, 22.30 hrs.
Entrada libre hasta completar aforo.