El cantautor madrileño Pedro Pastor presenta en su concierto de La Fábrica de Chocolate de Vigo su última entrega «Escorpiano». Un disco en el que vuelve a manejarse de nuevo entre la amabilidad y la sinceridad de quién mira a los ojos de su público. Lleno de contradicciones y adaptando los géneros que toca, con un respeto absoluto a las narrativas clásicas de la canción de autor, a un estilo mucho más contemporáneo.
Pedro Pastor presenta en su concierto de la La Fábrica de Chocolate Club de Vigo, su nuevo álbum «Escorpiano»
Con apenas 29 años, y con cinco discos a sus espaldas, Pedro Pastor representa y lidera una nueva generación de cantautores en España.
Hijo del también cantautor Luis Pastor y sobrino de Pedro Guerra, el madrileño gana gran repercusión en 2021 tras el lanzamiento de su disco titulado ‘Vueltas’, un trabajo que evidencia un salto en la calidad de la composición musical del artista y con la que continúa engrandando su poderosa herencia musical.
«Escorpiano» fue compuesto casi en su totalidad entre noviembre de 2022 y enero de 2023, entre Puerto Rico, Colombia, Ecuador, Chile, Argentina y, sobre todo, Uruguay, por eso vuelve a haber timbres de ida y vuelta, ritmos del otro lado del océano pero, también, por primera vez hay rock, simple y llanamente porque es el género que más ha escuchado en el último tiempo. Las canciones surgen, no son buscadas, captan pequeños y grandes momentos, son cápsulas, crónicas del viaje, ideas que llevan gestándose toda una vida o una sencilla puesta de sol en el Cabo Polonio, bajo la atención de los leones marinos.
Para Pedro hacer un disco supone un ejercicio de honestidad brutal. Bucear bien adentro para encontrar las canciones perfectas, enfrentarse a sí mismo, enemistarse consigo mismo, recogerse y acurrucarse. Canciones que hablan de él, de su entorno íntimo, vacilan, coquetean con una provocación antes desconocida, se paran a reflexionar sobre el raro mundo que se nos está quedando.
En este disco vuelve a haber baile y trova, sensibilidad y descaro y, como siempre, mucha ternura. Un disco sin colaboraciones, se erige como una reivindicación entre el cómo y el qué de la mayoría de la música actual.