El proyecto nace en la mente de Juan José Morales «Tate» como una idea completa tras leer hace unos años El Público de Federico García Lorca.
Romeo (o Julieta dormida) en el Teatro Albeitar ULE
En ella Lorca se plantea la relación del público con una Julieta ya muerta (o dormida) que protesta con fervor sobre el amor, sobre los hombres, sobre el público que la contempla, sobre su muerte. Una Julieta que lucha por salir del féretro al que las palabras de la trama de Shakespeare la han condenado. Y también, una Julieta que en realidad es un hombre.
El espectáculo se presenta como un cogito cogitatum (“la idea que se tiene sobre una idea”, o “pensar el pensamiento”) según la filosofía cartesiana. Nada es real. El espacio escénico es la cabeza del creador. La escenografía y el atrezzo están compuestos por objetos personales de su biografía. Nada de lo que se presenta existe fuera de su cabeza.
Hay dos personajes. Primero está Romeo, quien se sumerge en su mente para contar, recontar, vivir y revivir la historia de ambos. Después, Julieta. Julieta no existe, es una falla en la mente de Romeo. Una astilla autocreada. Julieta es sólo el recuerdo que Romeo tiene de Julieta. Ella (que en realidad es él) se da cuenta, y se aqueja de las limitaciones que tiene para poder contar su verdad en la historia.
Romeo viaja al centro de su memoria y allí se encuentra a una Julieta fantasmal. Un error en el sistema, una alucinación de su mente, que le habla, le increpa y le indica el camino de salida. Ahí dentro nada puede ser afirmado. Todo puede dudarse. El pasado es una historia que nos contamos a nosotros mismos, una vez Julieta ha muerto, la única forma de conocerla es a través del recuerdo de Romeo, o lo que es lo mismo, ver a Romeo travestido de Julieta.
Invitaciones: a partir de media hora antes de la función en taquilla
Público: No recomendada para menores de 18 años
Creación Injuve. Artes escénicas