Sábado 12 Diciembre – 20.30 h. Teatro. LAVA.
CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL –TANTTAKA TEATROA
Oliver es un hombre que quiere cambiar de vida. Durante una entrevista de trabajo su futura jefa le ofrece probar unos hongos alucinógenos.
Oliver comienza a ver que en el futuro se quedará dormido delante del ordenador y que un cliente le grabará con el móvil dando cabezadas. Oliver querrá que el cliente borre ese video del móvil, y el cliente no querrá. De la lucha de dos cabezones nace esta historia de búsqueda de la dignidad y del sentido de la vida.
Un viaje iniciático que nos va a llevar a África, a los elefantes rosas, al amor, a la obsesión, a los allanamientos de morada, a las escopetas de caza, al alcohol, a la traición, a los sueños robados y a los manantiales de los que surge el agua de la vida.
La Calma Mágica está dedicada a mi padre, al deseo de poder volver a hablar con él, y al rechazo de que las personas se vayan para siempre. También el placer de recordar historias como esta:
Cuando mi padre vivió en Tejas se hizo amigo de una pareja de rancheros que habían perdido a un hijo recientemente. El chico tenía más o menos la misma edad que mi padre y se le parecía muchísimo. Se le parecía tanto que los rancheros le hicieron la siguiente oferta: Si se quedaba a vivir con ellos, le dejarían el rancho en herencia.
Creo que a mis personajes les pasa lo mismo que al personaje de Mishima y “a medida que transcurre el tiempo, los sueños y la realidad llegan a tener el mismo valor entre los recuerdos. Todo lo que ha sucedido en la realidad se mezcla con lo que pudo suceder. Y, como la realidad deja rápidamente el espacio a los sueños, el pasado se parece cada vez más al futuro”