Con ojos de gato, y con su peculiar visión absurda y delirante, Joan Estrader nos sumerge en el cerebro de un diseñador; para mostrar que a través de la necesidad y la curiosidad se pueden esbozar formas sencillas y creativas. Un homenaje a la simplicidad de los objetos.
Teatro: Un leñador no es un diseñador
Proyectamos nuestra personalidad a través de los objetos que nos rodean. Philippe Starck, el diseñador entre diseñadores, el rey Midas del objeto, es una marca en sí mismo. Su Juicy Salif, por ejemplo, el emblemático exprimidor que creó para la firma italiana Alessi, se ha convertido en icono del diseño industrial del siglo XX. Con sus 29 centímetros de altura y sus afiladas patas, Starck lo concibió como un limón exprimido sobre un calamar pero para la mayoría de la gente lo que había tras aquella forma era una simple araña. Dicen que el creador no se cansaba de repetir tras presentarlo que “el
exprimidor no fue creado para exprimir limones, sino para iniciar conversaciones”.
Ahí posiblemente se encierre el quid de la cuestión: la complicada relación entre forma y función. Todos los objetos tienen tres valores. El de cambio, que es lo que estar dispuesto a pagar por ese objeto. El valor de uso, que es lo bien que te funciona o no. Y el valor de signo, es decir, qué representa ese objeto para ti y como te verán los demás y tú mismo como poseedor de aquel objeto y si el objeto nos crea vínculos emocionales o aspiracionales. Nuestra civilización no ha parado de escribir y discutir sobre qué es la estética. La cuestión es que en diseño, desde el principio, se ha querido enfrentar la estética a la función. Y en esta dicotomía la estética era la parte frívola, la superficial. La realidad es que hoy en día no hay una línea que separe los valores funcionales de los valores estéticos. Tal vez lo que en diseño le llamamos estética no es tanto la belleza sino la capacidad comunicativa del objeto. Hoy en día la funcionalidad del objeto va más allá de lo material.
A partir de estas reflexiones Joan Estrader, con su peculiar humor absurdo junto a la directora de Arte y diseñadora Carlota Marquina y el diseñador Juan Cardosa iniciamos un viaje creativo desde una mirada contemporánea, visual, absurda y surrealista con el fin de investigar sobre la relación entre la forma y la función de los objetos que nos rodean. (Vía – Uni León)