Sab, 16 abril 2016 – 20:00 – Sala Sinfónica , entradas : 7 / 13 / 19 / 24 / 29 €
Orquesta Sinfónica de Castilla y León – Daniel Stabrawa, violín-solista-concertino-director – Cuarteto Casals
Franz Schubert
(1797-1828)
Rondó para violín y orquesta en la mayor, D. 438
Bohuslav Martinu
(1890-1959)
Concierto para cuarteto y orquesta, H. 207
Ludwig van Beethoven
(1770-1827)
Sinfonía n.º 4 en si bemol mayor, op. 60
Es inusual que se cuente con un cuarteto de cuerda como conjunto solista en un concierto sinfónico. En este caso es el Cuarteto Casals, un grupo de verdadero prestigio internacional que ha ganado el Premio de la Crítica Alemana (2014) y actuado en salas como el Concertgebouw de Ámsterdam o el Carnegie Hall de Nueva York, así como en los más conocidos festivales (Salzburgo, Lucerna, Bath, Schleswig-Holstein…). Por su parte, Daniel Stabrawa presenta unas brillantísimas credenciales como concertino de la Filarmónica de Berlín desde los años 80 –época del mítico Herbert von Karajan– hasta la actualidad. Stabrawa actuará, para la ocasión, como solista, director y concertino director, lo que pone de manifiesto una increíble versatilidad.
El Rondó para violín y orquesta de Franz Schubert es un precioso comienzo. Compuesto en 1816 probablemente para ser interpretado junto al hermano del compositor, Schubert nunca lo vio publicado. En esta obra predomina el ambiente lírico y cantábile, que tampoco es ajeno al clima que transmite el Concierto para cuarteto y orquesta de Martinu, obra compuesta en 1931 para el histórico Cuarteto Pro Arte y que adopta la forma del concerto grosso, aunque los instrumentos del grupo solista dialogan con los de la orquesta como si fueran uno solo, y no un conjunto de individualidades.
Es difícil encontrar una temporada sinfónica en la que falte alguna sinfonía de Beethoven. En esta ocasión se interpretará la Cuarta, obra terminada en un año profesionalmente difícil para el autor, ya que su ópera Leonora había sido retirada y sus relaciones familiares no pasaban por su mejor momento. Esta situación algo oscura tiene su reflejo en algunos pasajes de la Cuarta, aunque en general se la ha considerado como una especie de intermedio ligero entre esos dos grandes hitos llamados Tercera y Quinta. Esta percepción es completamente injusta: se trata de una obra honda, apasionada, de enorme vigor y magnífica solidez constructiva “a la alemana”, gracias a la que pequeñas células temáticas son aprovechadas al máximo para levantar una gran forma orgánica.