Miércoles 11 mayo 2016 – 20:00 – Sala Sinfónica, entrada: 7 / 13 / 19 / 24 / 29 €.
Orquesta Sinfónica de Castilla y León – Jesús López Cobos, director
Ana María Valderrama, violín – Rafael Aguirre, guitarra
Alberto Ginastera (1916-1983) Variaciones concertantes, op. 23
Lorenzo Palomo (1938) Fulgores
Joaquín Turina (1882-1949) Danzas Fantásticas, op. 22
Alberto Ginastera Estancia, op. 8: Suite de danzas
En un concierto clásico de marcado carácter latino es lógico que Alberto Ginastera ocupe un lugar preponderante, dada su importancia en la música del siglo XX, y sobre todo si tenemos en cuenta que en 2016 se celebra el centenario de su nacimiento. Nacido, por tanto, en 1916, parte de su formación fue estadounidense (estudió con Aaron Copland). Su estilo pasa por buscar y utilizar las raíces de la música popular argentina en combinación con formas de expresión cada vez más personales.
La Suite de danzas Estancia, op. 8a (1943), nace de un ballet del mismo nombre de temática gauchesca. Consta de cuatro danzas, que combinan un marcado y a veces radical carácter rítmico con algún interludio lírico (Danza del trigo). Las Variaciones concertantes, que abrirán este concierto, es una composición casi diez años posterior y aquí la visión de la música popular aparece de forma más personal y sublimada.
Las Danzas fantásticas de Joaquín Turina, escritas en 1919, es su obra más conocida. Aunque explora distintos aspectos de la danza andaluza, Turina tamiza sus referencias folclóricas a través de algunos rasgos impresionistas y neorrománticos. Además, Turina estudió en París, donde asimiló elementos de la música francesa; aunque seguramente la influencia más evidente para sus Danzas fantásticas fue ese omnipresente flamenco que lo rodeó en su niñez.
Las obra Fulgores del compositor contemporáneo Lorenzo Palomo —cordobés afincado en Berlín—cuenta con una inusual elección de los instrumentos solistas (guitarra y violín). Esta obra fue interpretada en la gran sala-auditorio de la Filarmónica de Berlín y recibió más de diez minutos de ovación. En esta ocasión la evocadora labor de los solistas se encomienda a Ana María Valderrama y Rafael Aguirre, dos artistas muy apreciados en sus disciplinas cuya elección atestigua la voluntad de favorecer a jóvenes músicos españoles de distintas realidades. Una vez más, la ecléctica sabiduría de Jesús López Cobos asegura el orden y mucho más en una animada sesión en la que lo expresivo debe brillar a través de la labor de conjunto.