Viernes 23 octubre 2015 – 20:00 – Sala Sinfónica. Entradas: 7 / 13 / 19 / 24 / 29 €.
Orquesta Sinfónica de Castilla y León
Javier Perianes, piano
Ludwig van Beethoven (1770-1827)
Concierto para piano y orquesta n.º 1 en do mayor, op. 15
Concierto para piano y orquesta n.º 2 en si bemol mayor, op. 19
Concierto para piano y orquesta n.º 3 en do menor, op. 37
Concierto para piano y orquesta n.º 4 en sol mayor, op. 58
Concierto para piano y orquesta n.º 5 en mi bemol mayor, op. 73,
“Emperador”
Interpretar los cinco conciertos para piano de Beethoven no es fácil, ya que se trata de obras cuya personalidad es muy acusada, y lo que vale para uno no vale para todos. Javier Perianes, que ha trabajado con grandes nombres internacionales como Maazel o Barenboim, ha demostrado su adaptabilidad estilística por ejemplo en grabaciones de autores dispares. Un hito en su carrera fue interpretar en el Festival de Lucerna Noches en los jardines de España, junto a Zubin Mehta (2011). Asimismo, si algo ha demostrado Jesús López Cobos –director emérito de la OSCyL y primer español que subió al podio del Metropolitan de Nueva York, Covent Garden de Londres, Ópera de París y Scala de Milán– es capacidad para entender cada obra desde su particular lógica interna.
Los cinco conciertos para piano de Beethoven, como sus treinta y dos sonatas o sus nueve sinfonías, representan algo cuyo mejor adjetivo podría ser el de “trascendente”. De hecho, siempre superan cualquier ámbito de estudio en que queramos ubicarlos: son un reflejo de la propia evolución estilística de Beethoven, pero trascienden esa área para convertirse en una especie de canon, de espejo en el que las obras concertantes para piano posteriores se han mirado en mayor o menor medida. Este nuevo ámbito queda de nuevo trascendido al formar parte importantísima del “mito”, del “símbolo” Beethoven, utilizado a conveniencia: para la concordia, paz, unión… pero también para el nacionalismo agresivo o la sumisión.
Estos conciertos nos señalan de una forma muy precisa en qué momento nos hallamos dentro del camino de Beethoven como músico, lo que en cualquier caso solo significa que disfrutaremos de maneras distintas: con el clasicismo y la picardía del n.º 2, el primero en ser compuesto; la viveza y el ingenio del n.º 1; la importantísima bisagra del n.º 3, una joya tan interrelacionada con sus hermanos como libre y contestataria; el n.º 4, poético, elegante y de ambientes sutilmente contrastados; y el n.º 5, “Emperador”, compendio de todos los saberes técnicos del compositor utilizados en una brillantísima labor de ingeniería musical.