Orquesta Sinfónica de Castilla y León
Vladimir Fedoseyev, director
Egils Silins, bajo
Modest Músorgski (1839-1881)
Jovánschina: Amanecer sobre el río Moscova
Modest Músorgski Cantos y danzas de la muerte
Serguéi Prokófiev (1891-1953)
Sinfonía n.º 6 en mi bemol menor, op. 111
El bajo barítono letón Egils Silins y el conocido director nacido en Leningrado Vladimir Fedoseyev visitan el Centro Cultural Miguel Delibes para un programa íntegramente ruso. El cantante, que tiene tras de sí una triunfal carrera en infinidad de papeles (destacan los wagnerianos), ha trabajado con los mejores directores del mundo, como su compatriota Mariss Jansons, Christian Thielemann, Seiji Ozawa, Riccardo Muti o Zubin Mehta. Domina la obra de Músorgski, que ya ha interpretado con Fedoseyev.
Además, su experiencia operística parece ideal para dar carácter a los Cantos y danzas de la muerte, obra para la que no solo se necesita un cantante, sino también un actor. Cada canción presenta la muerte en una forma poética, aunque las descripciones tienen mucho de real porque hablan de la vida en la Rusia del siglo xix: la mortalidad infantil o juvenil, el alcoholismo y la guerra. Se trata de una de las obras maestras más conmovedoras de Músorgski, que aquí estará precedida del preludio de su ópera inacabada Jovánschina, escrito a modo de pequeño poema sinfónico y titulado Amanecer sobre el río Moscova.
Director titular de la Orquesta Sinfónica Chaikovski durante más de 35 años, Fedoseyev siempre ha sido considerado un experto en el repertorio ruso. Así, a propósito de un concierto con esta orquesta en Oviedo, La voz de Asturias afirma: “Fedoseyev demostró ser un director de gran carisma y talento (…) en Shostakóvich resplandeció como pocas veces hemos visto, ofreciendo energía y contundencia expresiva”. Será muy interesante ver cómo un director al que le gusta acentuar las aristas concibe la Sinfonía n.º 6 de Prokófiev, de tono elegíaco y tenebroso, e inspirada en las innumerables tragedias que causó la Segunda Guerra Mundial. El compositor trató de explicar lo que subyace en su monumental obra con el siguiente texto: “Ahora nos alegramos de nuestra gran victoria, pero cada uno de nosotros tiene heridas que no se pueden curar. Unos ha perdido a sus seres queridos, otros su salud. Todo esto no debe ser olvidado”.