En un mundo donde las máscaras sociales ocultan más de lo que revelan, la obra teatral «Toda persona vista de cerca es un monstruo», de la argentina María Zubiri, se presenta como un fascinante espejo de la complejidad humana. Este drama, que ha cautivado al público en diversos festivales, llega por primera vez a España, prometiendo una inmersión profunda en los recovecos más íntimos y oscuros del ser humano.
Dirigida por Matias Benedetti e interpretada magistralmente por Fiorella Pedrazzini, Olivia Tomé, Lautaro Fernández y Matías Galimberti, la obra sitúa a dos parejas en crisis en el centro de una cena que promete ser cualquier cosa menos convencional. Lo que comienza como un encuentro social se transforma rápidamente en un escenario de confrontación donde se revelan secretos, deseos ocultos y, sobre todo, la verdadera naturaleza de cada uno.
¿Quiénes somos realmente?
La premisa de Zubiri nos invita a reflexionar sobre las facetas ocultas que todos guardamos. A través de diálogos cargados de tensión y emociones a flor de piel, «Toda persona vista de cerca es un monstruo» despliega una narrativa que cuestiona nuestras verdaderas identidades y deseos. ¿Somos realmente quienes decimos ser? ¿Qué verdades se esconden detrás de las apariencias? Estas son algunas de las preguntas que la obra no solo plantea sino que también enfrenta, llevando tanto a los personajes como al público a un viaje introspectivo sin retorno.
Lo más impactante de esta obra es su capacidad para actuar como un espejo, reflejando las inseguridades, temores y monstruos internos que todos llevamos dentro. La universalidad de los temas tratados hace que sea imposible no sentirse identificado en algún punto, lo que convierte la experiencia teatral en algo mucho más personal y profundo.
Una Producción que Desafía Expectativas
Con una duración aproximada de 75 minutos, destinada a un público adulto, la obra se destaca no solo por su contenido provocativo sino también por su ejecución impecable. La dirección de Matias Benedetti logra sacar a relucir lo mejor de cada actor, mientras que la ambientación y el diseño de escenario complementan a la perfección la intensidad de la narrativa.
Conclusiones
En conclusión, «Toda persona vista de cerca es un monstruo» es mucho más que una obra de teatro; es una experiencia catártica que obliga a los espectadores a mirar dentro de sí mismos y cuestionar la autenticidad de las relaciones humanas. A través de una trama intensa y actuaciones conmovedoras, esta producción argentina nos invita a reflexionar sobre la verdadera esencia de la humanidad, dejando al descubierto que, tal vez, todos tenemos un monstruo interior esperando ser revelado.
La obra se erige como un testimonio poderoso de las complejidades del alma humana, demostrando que, a veces, para entender realmente a alguien (o incluso a nosotros mismos), debemos mirar más allá de lo superficial. «Toda persona vista de cerca es un monstruo», sin duda, ofrece una perspectiva única y desafiante sobre lo que significa ser humano.