Quizá todo empezó con varios empujones y algún vasito de vino.
Los que le solía dar La Bastiana a su hijo, un gitanillo delgado como un alfiler y despierto como una lagartija,
para que saliese a bailar en las reuniones flamencas, bautizos y comuniones del barrio de Santiago de Jerez de la Frontera.
Allí en 1969 nació Tomás Moreno Romero. Primero –cuando fue monaguillo y cantaba el Padre Nuestro por bulerías- lo llamaban Tomasín,
ahora es Tomasito. Mejor dicho: el gran Tomasito. Un hombre, padre de tres hijos, que con 52 kilos de talento ha dejado
con la boca abierta a ilustres como Lola Flores, Miguel Bosé, Diego Carrasco, Wynton Marsalis o Liam Gallagher, de los Oasis.
Todo el que lo conoce o lo ha visto en directo sabe que es un genio.
De hecho, su inmenso talento lo ha llevado a compartir momentos con músicos de la altura de Chano Domínguez, Chick Corea
o Kiko Veneno.
Aunque si te descuidas, cualquier mañana te lo puedes encontrar en las profundidades del metro madrileño ofreciendo
una clase magistral de palmas, ritmo y duende a pie de andén.
Resultaría complicadísimo sintetizar en unas pocas líneas la trayectoria de este artista genial que se atreve
a respirar con tanta libertad en el compás de su tiempo, a decantar esa mezcla tan personal
e inconfundible de flamenco, rumba, rock ‘n’ roll, funky e incluso hip hop.
Sábado 20 marzo , puertas 19:00 horas.