Un bronce `a la romana´ descansa en el Rincón Rojo
El Rincón Rojo acoge la escultura en bronce
perteneciente al monumento funerario de
Luis I de Torres (1494–1553),obra de
Guglielmo della Porta, procedente de la
catedral de Málaga.
El préstamo temporal del bronce renacentistaes
fruto de la colaboración entre instituciones culturales;
gracias al préstamo, por parte del
Museo Nacional de Escultura, de un conjunto de
obras con destino a la exposición dedicada al escultor
Pedro de Mena en Málaga.
El Museo Nacional de Escultura, presenta una nueva propuesta en el Rincón Rojo, espacio expositivo versátil donde se desarrollan micro exposiciones singulares.
En esta ocasión este espacio homenajea el cada vez más fértil juego de intercambio de piezas entre instituciones culturales.
Y lo hace con el préstamo por parte de este Museo de un conjunto de obras con destino a la celebración de la exposición antológica dedicada a Pedro de Mena, «Pedro de Mena. Granatensis malacae», en el Palacio Episcopal y catedral de Málaga que ha hecho lo propio con el imponente monumento funerario que aquí se exhibe: el sepulcro de Luis I de Torres.
El préstamo de cuatro piezas del autor granadino custodiadas en el Museo Nacional de Escultura, algunas tan emblemáticas como la Magdalena penitente, se enmarca dentro de la exposición antológica sobre el artista que ha logrado reunir en Málaga, ciudad donde tuvo un taller durante treinta años, el mayor número de piezas del escultor hasta la fecha.
El intercambio ofrece la oportunidad de mostrar unaobra de la más exquisita tradición italiana, apenas presente en la colección del Museo Nacional de Escultura, a la vez que contribuye a la ampliación de géneros y materiales escasamente representados entre sus fondos.
Al tiempo que refuerza su identidad como una de las más importantes colecciones escultóricas de la Edad Moderna.
Gugliemo della Porta.
Un bronce de Italia El yacente es una pieza clave de la estatuaria en bronce.
Primero estuvo atribuido a Pompeo Leoni, como el artista más famoso que trabajó con este material en España en la segunda mitad del siglo XVI; tiempo después fue elevada a un ambiente romano, entre los seguidores de Andrea Sansovino; y solo finalmente a Guglielmo della Porta, figura que dominó el panorama del desarrollo escultórico de Roma durante el segundo tercio siglo XVI.