El Camino de Santiago entra en la ciudad de Logroño por la calle Ruavieja, en ella se encuentra la ermita o capilla de San Gregorio, reconstruida prácticamente en el mismo lugar en el que estuvo la anterior.
El edificio antiguo se levantó en 1642, en el espacio que ocupaba la casa que según la tradición sirvió de residencia al santo. En 1038, el Papa Benedicto IX envió a San Gregorio, obispo de Ostia (Italia), a La Rioja y Navarra para terminar con unas plagas de langosta que estaban arruinando las cosechas y causando grandes hambrunas en la población. Tras bendecir los campos y acabar con ellas, el santo inició una peregrinación a Santiago de Compostela, acompañado de su discípulo Santo Domingo de la Calzada. A su regreso, falleció el 9 de mayo de 1044 en esta casa.
La antigua ermita era una pequeña construcción, realizada en sillería, de planta cuadrada, cubierta con bóveda de arista. Fue desmontada en 1971, tras el hundimiento del tejado un año antes, conservando el ayuntamiento de Logroño los sillares correspondientes a la fachada. Todas las piezas que la ornamentaban fueron donadas al Museo de La Rioja por la familia propietaria de la capilla.
Años más tarde, se reedificó toda la zona de viviendas de la calle Ruavieja, reservando el Consistorio para su reubicación el espacio que había ocupado anteriormente. Gracias a la intervención del Club Rotario de Logroño y al Ayuntamiento de la ciudad, fue rehecha e inaugurada el 9 de mayo de 1994, día de la festividad de San Gregorio. En ella se montó la fachada original de sillería, con una puerta en arco de medio punto con dos arquivoltas, en las que se puede leer la siguiente inscripción: En el interior, conserva un lienzo de San Gregorio, procedente de la ermita anterior, que fue restaurado por el Club Rotario de Logroño. Es una obra barroca de mediados del siglo XVII.