El Ventorrillo “El Chato” fue construido en 1780, para alivio de caminantes, en el espigón polvoriento que unía Cádiz con la Isla. Es la historia inconcreta, mezcla de datos y suposiciones, envuelta en una duda emocionante que nos hace buscar, en la cal de las paredes del sótano, las voces y las figuras de los que allí estuvieron cuando las tropas francesas, en 1812, sitiaban la ciudad y se instalo en la venta una batería de cañones para hostilizar al enemigo que disparaba desde el Trocadero.
Actualmente es un excelente restaurante para cenar en Cádiz. Al añadido histórico del lugar, tenemos que sumarle el encanto del lugar y la singularidad de ser una antigua venta a las afueras de la ciudad. El servicio es inmejorable y tanto su carta como los platos que la componen, suponen ser toda una deliciosa y original versión de la cocina tradicional.