Imaginarios apocalípticos
Como Animales fantásticos y dónde encontrarlos (2016), entrega inaugural de esta serie derivada de la de Harry Potter, la presente soporta el gran lastre de tener como guionista exclusiva y excluyente a la creadora literaria del fenómeno, J.K. Rowling, que vuelve a agotar al espectador con un exceso de verborrea y afectación por parte de los personajes que se alarga hasta las dos horas y cuarto de metraje sin llegar a concluir nada salvo la necesidad, por supuesto, de otra secuela. Por lo demás, esta segunda aventura del magicozoolista Newt Scamander ( Eddie Redmayne) y sus amigos, ya en guerra abierta contra el mago supremacista Gellert Grindelwald ( Johnny Depp), cuenta de nuevo a su favor con un tono más adulto que el característico de la saga Harry Potter, su ubicación temporal en una época fascinante -los años veinte del siglo pasado- y una labor escenográfica y de efectos visuales que a menudo trasciende lo simplemente aplicado para brindar imágenes perturbadoras, de tintes visionarios y apocalípticos. Lo mejor con diferencia de Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald es, de hecho, la sombría equiparación alegórica que establece entre el auge de Grindewald y el de los totalitarismos de aquel entonces.
Lo mejor:
La saga continúa haciendo gala de una atmósfera ominosa nada frecuente en el ámbito del blockbuster
Lo peor:
Lo poco interesante de los personajes, aunque J.K. Rowling insista hasta el hartazgo en subrayar lo folletinesco