Como el Hitchcok de ‘La Trama’
Brian De Palma ocupa ya un lugar de honor en la historia del cine de suspense. Por ello, no tendría sentido cebarse con una película como
Domino, que sirve ante todo para que el firmante de Carrie (1976), Mission: Impossible (1996) y Femme Fatale (2002) tenga la oportunidad crepuscular de recordarnos y recordarse que tiene tanto o más derecho que cualquiera a ponerse una vez más tras la cámara. Sorprende incluso así que De Palma se abandone, con el respaldo de colaboradores tan prestigiosos como el director de fotografía José Luis Alcaine, a un ejercicio de cine de acción lindante con lo trash, acerca de un policía empeñado en vengar el asesinato de un compañero y desbaratar un complot terrorista. De Palma demuestra en varias escenas de
Domino que persiste su talento para relativizar formalmente puntos de vista y manipular nuestras pulsiones inconfesables —en especial la crueldad—, pero todo en la película respira una condición perezosa de subproducto para plataformas de contenidos online. Que pueda tratarse de una declaración de principios, al fin y al cabo De Palma siempre ha coqueteado con esos códigos, no quita para que el resultado decepcione.
Lo mejor:
Por demencial, el clímax en la plaza de toros de Almería
Lo peor:
Como broma, por indolencia o por reivindicación, la película parece una producción videográfica de 1991