Los pasos dobles
Si el lector ha visto
Gloria (2013), tragicomedia chilena sobre una mujer que se anima a exprimir sus años de madurez como si fuesen una segunda juventud, no sacará demasiado en claro de este remake estadounidense, muy similar al filme original incluso en lo que toca a sus trailers respectivos. Lo más chocante es que el guionista y director de ambas películas es el mismo: Sebastián Lelio, que ha hecho muy poco esfuerzo por introducir variaciones en su propio relato. La
Gloria Bell que interpreta aquí
Julianne Moore es, a casi todos los efectos, la encarnada en su momento por Paulina García, un corazón solitario que se niega a rendirse a la mediocridad cotidiana y que halla en los locales de baile una escapatoria existencial que no tiene que ver con discursos elaborados sino con la expresión pura de rebeldía que se deduce del abandono de su cuerpo a la pasión, a las sensaciones. Lelio consigue sin embargo trascender lo que no es a todas luces sino un encargo a mayor gloria de su actriz protagonista gracias, como en
Una mujer fantástica (2017) o
Desobediencia (2017), a su trabajo con las atmósferas visuales y musicales, mucho más expresivo que el aparato dramático.
Lo mejor:
El uso creativo de las canciones que puntúan la banda sonora
Lo peor:
Es en el fondo una película tan mecánica como cualquier superproducción estadounidense