El lenguaje del dinero
¿Se puede jugar a la demagogia con inteligencia? Como el Costa-Gavras último, con el que su cine tiene ese y otros puntos en común, el director canadiense
Denys Arcand ya había demostrado que sí en títulos célebres como El declive del imperio americano (1986) y Las invasiones bárbaras (2003). Ahora vuelve a ponerlo de manifiesto en esta fábula sobre un joven idealista y educado que se hace por casualidad con una gran cantidad de dinero, lo que le sume en dilemas y conflictos personales varios. La anécdota se desarrolla con gran sentido de lo narrativo y lo humorístico, y sirve a Arcand como excusa para recorrer todos los estratos de una sociedad occidental tan saludable en apariencia como la canadiense para denunciar el estado de injusticia crónica, mucho más profundo de lo que apreciamos, en que nos ha sumido el capitalismo, en especial desde el inicio de la crisis económica. Arcand llega a una conclusión que, dadas las cualidades de su protagonista, otorga a
La caída del imperio americano un carácter metalingüístico: para someter o subvertir los principios de un mundo que, bajo las apariencias, todo lo expresa a través del dinero, hay que dominar su idioma, ocupar su retórica.
Lo mejor:
La película no aburre ni un instante
Lo peor:
El ánimo didáctico de algunas escenas