Ficción a la compra
Como su predecesora, La LEGO película (2014), La LEGO película 2 tiene menos gancho como entretenimiento fílmico que como sinergia entre la publicidad de marcas y la mutación presente de valores en la esfera pública, que nos está transformando quién sabe si en ciudadanos más conscientes o en consumidores de conciencia. En el primer aspecto la película recupera a Emmet Brickowski, la animosa figura de construcción que en el filme previo salvaba el universo de piezas que habita, y le enfrenta a una amenaza aún mayor para él, Lucy, Batman y sus restantes amigos. Ello da lugar a una aventura menos inmersiva de lo pretendido, deudora de una animación digital solo correcta y un humor autoconsciente que a menudo suena a disculpa. En el segundo aspecto, estamos ante un gran anuncio de emblemas varios de la productora de la película y de un popular juego de piezas, que intenta legitimar a los espectadores / compradores con un aluvión de arengas buenistas y hasta con la inclusión de algunos de ellos en los créditos finales mostrando construcciones de su invención. Que cada cual decida si se siente cómodo formando parte de este galimatías ético y mercantil.
Lo mejor:
El diseño de los villanos, que hace sospechar no lo serán tanto.
Lo peor:
¿Es lógico pagar una entrada por lo que en esencia es publicidad de productos?