Pintado por Goya en 1819 para la iglesia de San Antón del colegio de las Escuelas Pías de Madrid, el cuadro La última comunión de san José de Calasanz puede verse ahora en la sala 66 del edificio Villanueva del Museo del Prado, al menos hasta octubre de 2019. La obra ha sido prestada por un año –prorrogable por otro- por su propietaria, la Orden de las Escuelas Pías de la provincia de Betania. La incorporación temporal adquiere un matiz especial al coincidir con la celebración del bicentenario del museo, que abrió sus puertas el mismo año en que el maestro aragonés pintó esta obra. Es su último gran lienzo de altar. En él cada uno de los caracteres de la escena parecen prefigurar un tema clásico del mundo occidental, como es el de estudio de las tres edades del hombre, o el de la mansedumbre contra la violencia, o el de la luz y la sombra como metáfora de los actos y pensamientos de los protagonistas.