Con cerca de 30.000 kilómetros de superficie, casi 1.500 kilómetros de costa, infinitud de playas fluviales, patrimonio, rincones mágicos…Era de esperar que Galicia cuente con más de un parque natural. A día de hoy, Galicia tiene declarados seis parques naturales distribuidos por la provincia de A Coruña, Ourense y Pontevedra: Monte Aloia, O Invernadeiro, Serra da Encinar da Lastra, Baixa Limia, Complejo dunar de Corrubedo y lagunas de Carregal y Vixán, y Fragas do Eume.
Descubre los seis parques naturales protegidos, más impresionantes y bellos de Galicia
Monte Aloia
Tui- Pontevedra
Se trata del primer Parque Natural declarado en Galicia (1978). Situado en el límite sur de la Serra do Galiñeiro, encontramos el Monte Aloia, el resultado de una repoblación realizada hace 100 años con cipreses, abetos y cedros del Líbano. El monte Aloia es una auténtica atalaya a 700 m de altura con 5 miradores y extraordinarias vistas sobre el río Miño y Louro. Encontrarás un lugar mágico, repleto de leyendas e historias sobre yeguas salvajes que son fertilizadas por el viento, también observarás restos y fósiles prehistóricos y romanos…
O Invernadeiro
Villarino de Conso- Ourense
O Invernadeiro es una zona montañosa en la parte sur del Macizo Central ourensano. Está conformada por los valles de los ríos Ribeira Grande y Ribeira Pequena, afluentes del Camba y pertenecientes a la cuenca del Sil, y encuadrada por las sierras de Queixa y Fial das Corzas, con picos de más de 1.600 m.
Sus 5.722 ha de extensión pertenecen a la comarca de Viana y lindan con las de Terra de Trives y Verín, en el centro-oriental de la provincia. Fue declarado Parque Natural el 05/06/1997, siendo el cuarto de la comunidad.
Serra da Encinar da Lastra
Rubiá- Ourense
Con sus 3.151,67 ha de superficie, Enciña da Lastra es el más joven de los seis parques naturales de Galicia (declarado el 04/04/2002), el cuarto en dimensión tras el vecino Invernadeiro (5.722 ha) y superado unas cien veces por la extensión del Xurés (30.000 ha); los tres en la provincia de Ourense.
Aquí, en territorio gallego, donde escasea la vegetación de clima mediterráneo y los suelos secos para poder existir, encontramos la Serra da Lastra, donde la encina es un árbol con historia propia. También, aparecen otras especies de tipo mediterráneo como alcornoques, rebolos, almendros u olivos. Un lugar lleno de historias y secretos. Encajada en los valles del río Sil, la sierra de A Lastra y sus cumbres de roca caliza son una rareza en el paisaje gallego, donde se impone el granito.
Aquí podremos recorrer la ruta Valle del Sil para interpretar todos los valores naturales que llevaron a declarar este espacio protegido como Parque Natural y ver los “farallóns” calcáreos. Conocer alguna de las 25 especies de orquídeas que crecen aquí, la mejor representación del territorio gallego. Identificar gran número de especies mediterráneas como la encina, el árbol que da nombre al Parque Natural, y otras aromáticas como el tomillo, el orégano o la lavanda. Subir a alguno de los 9 miradores del Parque para disfrutar con las vistas panorámicas: Caprada en Oulego, Alta da Escrita en Biobra, Tanque de Covas o la Portela en Vilardesilva. Visitar alguna de las aldeas del Parque Natural (Oulego, O Robledo, Porto, O Real, Biobra, Covas, Vilardesilva o Pardollán), haciendo una parada para apreciar la belleza de la iglesia de O Real o la ermita de Santo Estevo de Pardollán.
Baixa Limia y serra do Xurés
Bande, Entrimo, Lobera, Lovios y Muiños- Ourense
Sabes donde comienza, pero no donde termina. Se trata del parque natural más grande de Galicia con más de 30.000 hectáreas, 11 rutas de senderismo, variedad y multitud de vegetación y fauna. Encontrarás monumentos megalíticos, leyendas de oro y el testimonio del paso de los legionarios romanos por la Vía Nova. Un paraíso único, el cual se une con el parque natural de mayor importancia en Portugal, el Parque Nacional Peneda-Gerês. Juntos alcanzan un solo espacio protegido de carácter transfronterizo único en Europa.
Uno de los grandes atractivos de A Baixa Limia es su variedad e intensidad paisajística, y una de las zonas de Galicia con mayor interés natural, paisajístico, etnográfico y arqueológico.
Hablamos de una sierra muy abrupta, singular por su morfología, pudiendo disfrutar constantemente de grandiosas panorámicas, con altitudes superiores a los 1.500 metros, que condicionan una flora y una fauna singulares.
Otro de sus grandes atractivos es el agua. Por un lado, comenzando por el río Limia, omnipresente, y siguiendo por los numerosos riachuelos originados por las nieves invernales y las lluvias, que forman en el Parque Natural constantes caídas de agua de una gran belleza plástica. Por otro, A Baixa Limia alberga tres presas en su interior: Salas, As Conchas y Lindoso. En ellas, el agua embalsada proporciona el viajero el marco idóneo para la práctica de distintas actividades náuticas, combinando el ocio con el deporte
Dunas Corrubedo y lagunas de Carregal y Vixán
Corrubedo- A Coruña
La gran duna móvil es la atracción. Con más de 1 km de largo, unos 250 m de ancho y unos 20 m de altura, la duna móvil de Corrubedo se impone desde la distancia, blanca como una reina de arena, en este parque natural que es el más visitado de Galicia, con casi 300.000 personas al año.
Situado entre las rías de Arousa y la de Muros e Noia, el parque ocupa cerca 1.000 hectáreas. Está formado por las dunas, la playa de Corrubedo y las lagunas de Vixán, de agua dulce, y la de Carregal, de agua salada. Ambas acogen entre juncos y carrizos a las 3.000 aves acuáticas que viven aquí: cercetas, zarapitos, patos-cuchara, correlimos, chorlitejos. Un mundo de plumas y graznidos al que se suman las risas y carreras de las juguetonas nutrias.
La duna móvil, entre la leyenda y la exageración, se documenta que a finales del siglo XIX superaba los 60 metros de altura. A barlovento, frente al mar, es larga y tendida, como el lomo de un animal. Se derrumba por sotavento, hacia la tierra, y sin vegetación que la contenga avanza por la llanura a una velocidad de dos o tres centímetros cada año.
La omnipresencia de la reina del Parque no debe hacernos olvidar los otros atractivos que la acompañan: dos lagunas, una de agua salada y otra dulce, con extensas marismas asociadas y zonas húmedas de importancia internacional.
Vixán, la laguna dulce, se alimenta de las aguas del modesto riachuelo del Muíño, sujeto a oscilaciones de caudal estacionales. Carregal, la salobre, se comunica con el océano dividiendo en dos la larga playa frente a los escollos denominados Pedras da Ferreira. Es este canal del mar por el que circulan las mareas uno de los puntos centrales del Complejo Corrubedo. En las marismas late el pulso de la vida y en ellos reafirma el parque su elevada riqueza ecológica en apenas mil hectáreas de extensión total.
Fragas do Eume
As Pontes, Pontedeume y Monfero- A Coruña
Fragas do Eume es uno de los bosques atlánticos de ribera mejor conservados de Europa. Dentro de sus 9.000 hectáreas de extensión viven menos de 500 personas, lo que da una idea del estado virgen de estos exuberantes bosques que siguen el curso del río Eume. El parque tiene la forma de un triángulo cuyos vértices y fronteras serían As Pontes, Pontedeume y Monfero.
La mejor forma de conocer el parque es a pie. Robles, chopos, fresnos, alisos, más de 20 especies de helechos y 200 de líquenes se dan aquí. A veces la vegetación es tan tupida que apenas deja pasar la luz. Pero este bosque umbrío y secreto es generoso como sus aguas, fuentes y cascadas. Aquí no hay verde, aquí hay paisajes de mil verdes. Y escondido en el corazón del bosque, el monasterio de Caaveiro, un antiguo cenobio con más de 10 siglos de historia y unas vistas espectaculares de esta «fraga» mágica.
El río Eume, de unos cien kilómetros de longitud total, ha labrado en la mayor parte de su curso medio y final un profundo cañón. Las abruptas laderas, en algunos puntos de hasta 300 metros de desnivel, conservan el manto vegetal original de los bosques atlánticos.
Un bosque como todos soñamos: la espesura, las estaciones transformadas en colores, un río que conoce la aventura del salmón y busca la proximidad del mar para hacerse ría…
Robles y castaños forman el manto caducifolio acompañados de abedules y alisos, fresnos y tejos, avellanos y árboles frutales silvestres; y de los perennes laureles, acebos y madroños. Todos forman una heterogénea selva en la que cada especie ocupa su lugar. En las riberas húmedas y sombrías se conserva una amplia colección de líquenes, musgo y helechos que son una de las joyas de los bosques climáticos como Eume, relictos de la Era Terciaria.
El Parque tiene establecidos cuatro portales de acceso. El más visitado es el que fija como destino el monasterio de Caaveiro. Las laderas inclinadas sólo permiten esta entrada siguiendo el curso del río a través del coto pesquero de Ombre, a diez kilómetros de Pontedeume. Desde el refugio de pescadores de Cal Grande parten los itinerarios a través del bosque.
En la temporada de verano el paso con vehículos está restringido, pero existe transporte colectivo hasta cerca del monasterio. En este punto, pie en tierra, comienza la subida de unos quince minutos hasta el cenobio benedictino de San Xoán de Caaveiro. Todo un monumento de arte románico en plena naturaleza con vistas panorámicas a las frondosas y al cielo.
Ya ganado el alto, y visitado el monasterio, la senda puede continuarse en una breve bajada hasta el rumor del Sesín, que desagua en el Eume un poco más abajo del monasterio. Vale la pena admirar su bravura de pozas y fuentes verdes filtradas de musgo. El mismo Sesín puede ser abordado aguas arriba por otro itinerario diferente a éste. Desde la carretera de Cabanas a As Pontes de García Rodríguez, tomando el desvío en As Neves que conduce a Gunxel con los molinos del Sesín y luego continúa hacia la antigua central hidroeléctrica de Ventureira. La pista se estrecha a partir de aquí en las numerosas curvas de las laderas arboladas de este itinerario que enlaza, en la orilla izquierda con la carretera de Rebordelo (Monfero).
En la misma carretera Cabanas-As Pontes, ya en el desvío de Goente, se accede a la presa del Eume. Destaca como mirador privilegiado sobre el salto de agua que durante las subidas invernales se convierte en cascada debido al diseño de la compuerta. Todo eso entre paredes verticales y desnudo granito sin que el paisaje pierda nunca el encanto de su fertilidad.
En la orilla izquierda destacamos la visita al monasterio de Monfero con su fachada barroca ajedrezada con lascas de pizarra. Después podemos penetrar en el Parque donde la cola del embalse del Eume recibe al río Frei Bermuz en medio de un frondoso paisaje.
En los altos de la Serra da Loba, entre Monfero y Xermade, encontramos el Parque Eólico Experimental Sotavento dedicado a la divulgación de las energías renovables, con todo tipo de actividades, visitas guiadas y cesión de bicicletas.