Subo la persiana. Un sol maravilloso invita a salir a la calle. Cojo mi moto y pongo rumbo al monte de O Castro. La carretera hasta allí es empinada, pero no pasa nada. Mi Yamaha Delight es ligera y tiene la potencia suficiente para recorrer este hermoso trayecto, que me llevará hasta uno de los rincones favoritos de mi ciudad.
Me bajo de mi moto y saboreo un paseo con las mejores vistas de la ría. A lo largo de sus senderos disfruto de su parque botánico, de su historia y sus increíbles miradores.
Mediodía. Llegó la hora que más amamos los vigueses, la del tapeo y las cañas. Hoy me pasaré por uno de mis lugares favoritos, la zona del Casco Vello. Aparco mi moto en el centro de la ciudad. Su versatilidad me permite dejarla casi en cualquier lugar. Me paso todo el día de aquí para allá con mi Yamaha Delight, pero la aguja de la gasolina no baja. Gracias a eso, hoy me podré permitir un capricho: comer en un sitio especial, quizás un postre diferente en alguna terraza o regalarme algo de ropa para el veranito que ya estamos disfrutando.
Gracias a mi moto, he convertido lo que iba a ser un día cualquiera en una jornada intensa y emocionante. Y todavía no se ha acabado. Es la hora de quedar con los amigos. Nos veremos en Baiona; no hay problema. Enciendo el motor de mi Yamaha Delight y en un momento estaré disfrutando con ellos de una noche muy especial.