Comedia superheroica
Empezábamos a perder las esperanzas en que el universo cinemático Marvel pudiese ser otra cosa que una serie interminable de películas de superhéroes empeñadas en retroalimentarse las unas a las otras de cara al consumismo friki. Afortunadamente, se estrena esta tercera aventura del Dios del Trueno después de Thor (2011) y Thor: El mundo oscuro (2013); una comedia en toda regla, irreverente hasta lindar con lo autoparódico, debida a los oficios de un realizador, Taika Waititi, que, en la más conocida de sus películas anteriores, Lo que hacemos en las sombras (2014), ya había apostado por registros similares. Además, ese humor, y una estética deudora de la New Wave y otras tendencias de los años ochenta, dan soporte a un discurso político en la más noble de los acepciones acerca de la naturaleza del protagonista y el mundo que defiende: el enfrentamiento en esta ocasión de Thor con Hela, Diosa de la Muerte, dará lugar a una reconfiguración absoluta de Asgard, hogar del superhéroe, y de este, que subvierte la tendencia de las películas Marvel a simular que en ellas suceden muchas cosas aunque las mismas devuelvan al final la ficción a la casilla de salida.
Lo mejor:
En su contexto, la película es realmente distinta a lo habitual
Lo peor:
Es irregular, tosca en ocasiones, demasiado larga. Aquí sí, lo habitual en el género