La revista “The National Geographic” publicó a finales de 2022 un listado de los 10 pueblos más bonitos de Huesca.
¿Aún no has visitado los 10 pueblos más bonitos de Huesca? Sus calles medievales y sus paisajes de ensueño, como los Pirineos o el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Cuatro de ellos forman parte de la lista de las localidades más bonitas de España. Aprovecha para organizar tus futuros viajes y conoce el patrimonio arquitectónico y natural de la provincia.
RODA DE ISÁBENA, un pequeño pueblo con una gran catedral
Roda de Isábena no solo es uno de los pueblos más bonitos de España, es el pueblo más pequeño en poseer una catedral (San Vicente de Roda), y no cualquiera, la más antigua de la comunidad autónoma. Fue construida en el siglo X, pero se reconstruyó en el XII. Junto a ella, se sitúa el palacio del Prior. Al pasear por sus calles de piedra, encontrarás portadas, murallas y pasadizos que te transportarán a la época en la que el pueblo era la capital del condado de Ribagorza.
ANSÓ, la piedra que gana al paso del tiempo
Este pequeño pueblo medieval del Pirineo Aragonés, declarado Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón, tiene uno de los cascos urbanos mejor conservados del Pirineo. Puedes visitar sus casas de piedra tradicionales como la Casa Torre Medieval, la iglesia parroquial de San Pedro con un retablo barroco, la ermita de la Virgen de Puyeta, el Museo Etnológico de arquitectura tradicional Pirenaica y el Centro de Interpretación de la Naturaleza, con la suerte de ser una de las zonas en las que siguen viviendo osos en libertad. El último domingo de agosto se celebra la Fiesta del Traje Ansotano, donde los vecinos de Ansó recrean costumbres típicas y tareas cotidianas de antaño ataviados con los trajes tradicionales.
AÍNSA, laberinto de piedra y flora
Situado entre los ríos Cinca y Ara, es una localización perfecta para una escapada a pie o en bicicleta por su proximidad al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Dentro de sus murallas, recorrerás placetas y calles de piedra llenas de flores, macetas y plantas. Transpórtate al medievo y disfruta de una de las plazas más bonitas de España.
ALQUÉZAR, patrimonio y barranquismo
Seguro que has oído hablar de las pasarelas de Alquézar. El pueblo más famoso del Somontano se sitúa en medio del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara. Debe su nombre al imponente castillo o colegiata de diferentes estilos artísticos. Permanecen fragmentos de muralla del siglo XI, los restos de una torre cuadrangular, la torre albarrana y partes de la iglesia románica datada del siglo XIV. El mirador Sonrisa al Viento te permitirá admirar las mejores vistas de la localidad desde las alturas. Aprovecha tu visita para hacer deportes de aventura como el barranquismo, uno de los principales reclamos de la zona.
TORLA, el pueblo de piedra y pizarra
Si quieres descubrir el Valle de Ordesa y el parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, Torla es el mejor punto para empezar. Pero antes de iniciar la ruta al Parque Nacional, es de obligada parada pasear por sus calles hasta la iglesia romántica de San Salvador, el museo etnológico en el que se ha transformado su castillo y la casa consistorial. Este pueblo de piedra y pizarra se encuentra en el Valle de Ara, junto al macizo de Mondarruego.
SALLENT DE GÁLLEGO, Aguas Limpias y el Puente de Paco
A los pies del embalse de Lanuza, Sallent de Gállego es uno de los pueblos con más oferta turística de la provincia de Huesca por su cercanía a uno de los mejores lugares donde esquiar en Aragón, la estación de Aramón Formigal. El territorio no solo ofrece esquí, también excusiones a picos e ibones y proximidad al Balneario de Panticosa. También, podrás disfrutar de su plaza, cruzada por el río Aguas Limpias, la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción o la torre de los Martón de los siglos.
GRAUS, la plaza más conocida del Sobrarbe
En la confluencia de los ríos Isábena y Ésera se yergue Graus. El pueblo tiene un gran patrimonio con la Casa Bardaxí del siglo XVIII y las fiestas patronales de Santo Cristo y San Vicente Ferrer. Sus fiestas destacan por la Mojiganga, declarada de Interés Nacional, es una representación satírica de la vida cotidiana. El símbolo turístico de la localidad es la basílica de la Virgen de la Peña y la Casa Consistorial en la reconocida Plaza Mayor. Además, a unos 10 kilómetros podrás visitar el templo budista Shang Kagyu de Panillo.
MONTAÑANA, transpórtate a la época medieval
No solo es uno de los pueblos más bonitos de la provincia, también es el que mejor conserva la esencia medieval. Montañana posee el título de Conjunto Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural por su Torre de la Cárcel y la Ermita de San Juan. Descubre el pueblo que, arquitectónicamente, se quedó en el medievo y emprende una de las rutas senderistas de sus alrededores.
RIGLOS, la vida bajo los Mallos
Riglos es el pintoresco lugar rodeado de las colosales paredes rocosas de los Mallos de Riglos -alcanzan los 300 metros de altitud-, considerados Monumento Natural. Hay opciones para todos los amantes de la naturaleza y del deporte de aventura: desde observación de aves, hasta senderismo y escalada… Podrás visitar la Ermita de San Martín o Santa Cruz y la iglesia Nuestra Señora del Mallo.
LANUZA, sumérgete en su recuperación
La historia de Lanuza es digna de mención. Este rincón pirenaico quedó deshabitado completamente en 1978 como consecuencia de la construcción del embalse de mismo nombre. Hoy en día, los antiguos habitantes continúan trabajando para recuperar un pueblo de piedra y pizarra que enamora. Puedes visitar la iglesia El Salvador, construcción representativa de este tipo de construcción. En el mes de julio, el pueblo resurge gracias a la celebración del festival Pirineos Sur, el Festival Internacional de las Culturas.