En verano aumenta la ‘necesidad’ de estar morenos y son muchos quienes nunca se ven lo suficientemente bronceados. La tanorexia u obsesión por mantener un bronceado perfecto conlleva múltiples peligros para la salud, tanto física como mental.
Tanorexia: Lo que puede ocurrir si nos obsesionamos con el bronceado:
A nivel biológico, existe una explicación plausible de la tanorexia debido a que los rayos UVA producen la liberación de endorfinas, una sustancia química cerebral que produce euforia y alivia el dolor. Pero los riesgos para la salud son evidentes: la piel se deshidrata, envejece antes y sufre quemaduras que aumentan la probabilidad de padecer algún tipo de cáncer de piel.
Desde el punto de vista psicológico, la propia distorsión de la imagen corporal y la creencia de que nuestra valía personal depende exclusivamente de estar bronceados, puede mermar nuestra autoestima y aumentar nuestra ansiedad. Así, los mecanismos biológicos y psicológicos, se retroalimentan. Todo ello hace que las personas que tienden a obsesionarse con ponerse morenos tengan mayor predisposición a:
- Incrementar su exposición al sol a través de conductas compulsivas, con exposiciones muy prolongadas, en horas de mayor radiación, incluso dejando de lado responsabilidades para poder pasar más tiempo tomando el sol.
- Síntomas de angustia y decepción al no alcanzar sus cánones de belleza.
- Frustración con su fototipo (color de piel) y, por tanto, una apreciación negativa de su imagen corporal.
- Bajada de autoestima, ya que la apreciación que cada uno hace de su imagen corporal es muy importante en la construcción de la misma.
Qué podemos hacer para controlar esa obsesión por ponernos morenos (tanorexia):
Son fundamentales las intervenciones psicológicas dirigidas hacia la aceptación de la autoimagen, la potenciación de la autoestima, el autocontrol y la gestión emocional. En ese camino, recurrir a terapia puede resultar de gran ayuda a la hora de:
- Restringir los hábitos de exposición al sol: disminuyendo el número de horas, evitando las horas de mayor radiación solar y eliminando el uso de cabinas de rayos UVA.
- Adquirir conocimientos que favorezcan el autocuidado mediante la adopción de estilos de vida saludables.
- Corregir la distorsión en la percepción corporal: lo que piensas afecta a cómo te sientes.
- Cuestionar la importancia del aspecto físico en la valoración personal, contemplando que la autoestima también engloba otras dimensiones como la social, relacional, formativo-laboral…
- Identificar y potenciar la autoestima para vivir de una forma más íntegra y plena.
Consejos para disfrutar del verano de una forma sana, sin que exponernos al sol suponga un peligro:
- Activar la producción natural de endorfinas, fomentando conductas alternativas saludables que desvíen nuestra atención sobre la exposición solar y aumenten las posibilidades de sentirnos bien. Además, de usar protector solar, hidratarnos y restringir la exposición directa al sol al mínimo.
- Practicar el mindful eating o comida consciente, es primordial para mantener nuestro cuerpo nutrido y sentirnos bien.
- Escuchar música, asistir a eventos culturales y lugares de ocio.
- Realizar deporte al aire libre a horas de menor radiación solar.
- Recurrir al contacto social, quedando con amigos y familiares en contextos diferentes y no solo en la playa, siempre cumpliendo con las restricciones y medidas sanitarias.
- Vivir el verano con los cinco sentidos, poniendo atención plena en el momento presente, lo que desvía nuestra atención de obsesiones y preocupaciones.
María Márquez Martín, Psicóloga en TherapyChat, afirma que “Frecuentemente, las personas que padecen tanorexia caen en una trampa psicológica en la que cuanto más se esfuerzan por estar bronceados, más pálidos se ven. A consecuencia de ello, no solo aumentan de forma compulsiva la exposición al sol sino que también suelen competir y compararse con otras personas, llegando a frustrarse por no conseguir los resultados esperados”.